Finalicé el capítulo anterior con la siguiente pregunta: “Debe de haber una razón significativa y convincente para que parezca racional, a los ojos de una persona, el intentar eliminar y ocultar cosas acerca de sí mismo así como tratar de convertirse en algo diferente a lo que es. ¿Por algunas personas intentan cambiar lo que en verdad son?”
Después de examinar durante varios años, y desde múltiples ángulos, el síndrome del hombre bueno, para mí solo hay una respuesta con sentido para esta pregunta: porque un chico o un hombre no se siente seguro ni aceptado por ser sólo como realmente es. Convertirse en un hombre bueno es una manera de tratar con situaciones en las que uno no se siente seguro ni aceptado siendo tal y como es. Más aun, la única cosa que hace que un niño o un adulto sacrifique su propio yo para intentar convertirse en algo completamente diferente, es la creencia de que ser como uno es, debe ser algo malo y/o peligroso. La premisa de este libro es que durante los años de formación de la infancia y la niñez, todos los hombres buenos recibieron de sus familias y de aquellos alrededor suyo, mensajes de que no era seguro, aceptable o deseable para ellos ser quienes eran, ni comportarse como ellos eran.
Así que ¿cómo recibieron estos mensajes los hombres buenos y por qué respondieron a estos mensajes de la forma en que lo hicieron? Lo que sigue a continuación es una corta explicación de cómo las familias y la sociedad convirtieron a unos pequeños niños perfectos en hombres que creían que tenían que ser “buenos” para poder ser amados.
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